¿Sabía que el cuarenta y nueve por ciento de los gobernantes causantes de atrocidades se mantuvieron en su puesto hasta el final de sus vidas, separados del poder por tan solo una muerte natural benigna?
¿Qué un 9% fue asesinado únicamente para ser sustituido por criminales de igual o peor factura?
¿Y qué tan solo un 4% fue juzgado penalmente, culminando su sangriento currículo tras los barrotes?
Con esta sombría estadística que nos lleva a una profunda sensación de injusticia histórica, El libro negro de la humanidad, por cortesía de Matthew White, se torna un referente obligado si hemos de recordar cuan proclive ha sido nuestra especie a perpetrar crímenes en gran escala por las más variopintas razones, desde la competencia por recursos naturales, pasando por el ego personal y el mesianismo, hasta terminar en el simple y llano desprecio por el otro.
De tal forma, El libro negro de la humanidad se convierte en un recordatorio indispensable de lo importante que es mantenernos en vigilia perpetua, si hemos de prevenir el destino al cual, indefectiblemente, nos conduce la inercia cuando olvidamos que la Humanidad es un todo indivisible.
Porque, para iniciar el fuego, no necesitamos un estallido desmesurado como el de las grandes guerras del siglo XX. No. El inicio siempre es mucho más discreto, acaso en apariencia inofensivo. Bastará con mirar de reojo al vecino, masticándole nuestro desprecio, intentando convencernos de todas las buenas razones por las cuales hemos de excluirlo de cualquier categoría humana.
Las estadísticas se encargarán del resto para aquellos lectores que, reprochándonos el no haber detenido esto a tiempo, vengan después de nosotros.
El libro negro de la humanidad.
Crónica de las grandes atrocidades de la historia.
Matthew White.
2012.
©Matthew White. 2011.
©Crítica, S.L. 2012.
Barcelona, España
956 páginas.